Ascenso y caída de Pacific: la petrolera que se salvó de la quiebra
Su ambición de superar a Ecopetrol la llevó a comprar firmas que no reemplazaron el campo Rubiales.
El giro de 1.500 millones de
pesos al año a la Federación Colombiana de Fútbol y el pago de la estadía y
alimentación de los familiares de los jugadores de la Selección Colombia en el
Mundial del 2014 –por gestión expresa de los deportistas- son quizás los pagos
más llamativos que recuerda la gente de los gastos que llegó a hacer que
petrolera Pacific Rubiales (hoy Pacific E&P) gracias a la bonanza de los
precios altos del crudo que duró hasta septiembre del 2014.
Hoy, luego de que la compañía
anunció su plan de reestructuración con la firma canadiense Catalyst, que
implicará que los actuales socios diluyan a cero su participación para darles
paso a esta firma y a los acreedores (bonistas y bancos), quienes conocieron de
cerca la operación señalan que, impulsada por el éxito que le significó
disparar de 18.000 a más de 212.000 barriles diarios la producción del campo
Rubiales (Meta) a mediados del 2013, la compañía cometió el pecado capital de
crecer exponencialmente con altas deudas, confiada, como toda la industria, en
que los altos precios del crudo no bajarían de niveles cercanos a los 100
dólares por barril.
La ambición de crecimiento fue
tal que, según fuentes que estuvieron en la empresa, la compañía casi que se
obsesionó con la meta de superar en producción directa a Ecopetrol (era uno de
sus objetivos) y decidió crecer comprando empresas que producían crudo liviano,
lo cual le ayudaba a bajar costos de importación del diluyente que se usa para
mover el petróleo pesado (nafta) y le abría oportunidades de exploración y
nuevos descubrimientos en otros bloques.
Para ello, Pacific E&P pidió
multimillonarios recursos en créditos y bonos con el mercado, que llevaron su
deuda a más de 5.000 millones de dólares, que se podían pagar con un barril a
100 dólares, y que además la hicieron embarcarse en proyectos pensados para
evacuar su producción futura.
Pero con la caída del precio del
petróleo, a Pacific E&P ya no le llegaban ingresos para cubrir sus
obligaciones financieras y para mantener en pie estas iniciativas, varias de
las cuales debieron abortarse, perdiendo millonarias inversiones.
Malgasto de los recursos
Y tras los años de expansión por
la bonanza, hoy Pacific está ‘encartada’ con proyectos que nunca se
materializaron y en los cuales invirtió millonarios recursos, a los cuales se
les dio rienda suelta en medio de una ausencia de prácticas de gobierno
corporativo, de acuerdo con fuentes internas y analistas consultados.
En el reporte del segundo
trimestre del año pasado, por ejemplo, Pacific E&P dio cuenta de que había
destinado 47,8 millones de dólares al fallido proyecto del Oleoducto de
Cartagena, iniciativa en la que no se puso de acuerdo con Ecopetrol y que ya no
se ve tan necesaria al bajar la producción del país.
Además, en el proyecto Puerto Bahía,
en donde según Camilo Gómez, de Ultraserfinco no se han conseguido clientes que
compren una participación que falta por vender, se desinaron 249,2 millones de
dólares al corte de diciembre del 2015.
Además, en el fracasado proyecto
de licuefacción de gas Pacific E&P no solo gastó 34,7 millones de dólares,
sino que por su cancelación se obligó a pagar a cuotas una multa a la firma
belga Exmar, entre marzo del 2016 y junio del 2017, según consta en el informe
de gestión del tercer trimestre del 2015.
Acreedores serán los nuevos
dueños
Tras el acuerdo al que llegó
Pacific E&P con sus acreedores, que contempla una inyección de inyección de
500 millones de dólares, que aportarán el canadiense Catalyst Capital Group y
los acreedores petrolera, así como la posibilidad de que una parte de las
deudas de la compañía se convierta en capital accionario de la misma, la
propiedad de la empresa cambiará de dueños.
Si una corte de derecho comercial
de Toronto (Canadá) aprueba el plan de salvamento, parte de la deuda con los
tenedores de bonos senior, unos 1.200 millones de dólares, de un total de 4.100
millones, entrarán a ser capital accionario de la petrolera ya reorganizada.
Tras esto la nueva composición
accionaria de la empresa, una vez quede en firme el plan de reestructuración en
el tercer trimestre del 2016, Catalyst Group tendrá el 29,3 por ciento de las
acciones ordinarias, el 12,5 por ciento pasará a manos de los acreedores que
financian la transacción y el 58,2 por ciento quedará en poder de los acreedores
afectados.
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